El final de un viaje
es siempre el principio de otro. El cambio es doloroso y siempre tiene un
precio. Duele soportar ese precio pero no podemos permitir que eso nos domine.
El mañana es un misterio y lo único que podemos hacer es afrontarlo con
determinación. Seguimos adelante, siempre adelante, hacia lo que sigue. Tomamos
una decisión, nos comportamos de acuerdo con ella...y no hay más que vivir y
esperar.